miércoles, 20 de abril de 2011

Cuando piense en mí
quiero pensar en el caos maravilloso
en el primer momento de todo el universo
en la colisión de las dos fuerzas creadoras
con sus colores y sus negros,
en el espanto frío ante tanta mierda
sucedido por la vibración del espíritu vivo.
Quiero pensar en la concepción,
en la mestizaje inaugural de las historias,
el entrecruzamiento de los aliños
los pasos
los momentos
todos los inviernos atesorados.
Si piensas en mí,
te pido, por favor,
que pienses libremente,
que acojas en tu conciencia todo lo que se atreva a aparecer,
porque eso soy, todo eso y más.
Soy la diosa que adoras y la piedra que te estorba,
azúcar en tu café,
barro a la salida de tu casa,
un sueño hermoso y pleno,
un resfriado común.
Soy como el volcán que despertó con ganas de declamar,
como el polvo al costado del pasillo,
como la torta de cumpleaños
y las miguitas que quedaron del desayuno.
Porque con diecinueve años
soy tan antigua como el universo
tantas veces viva
tantas veces muerto,
he sido sol, arena y célula,
asesino, prostituta y santa,
carpintero, jardinera, profesor,
artista, paco y ladrón.
Soy los polos que se atraen,
la intersección en esta red de mil dimensiones
fluida, cambiante, recreativa,
simbología y comida
reviviendo a cada instante.

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