sábado, 19 de junio de 2010

La mafia roba-bicicletas

Mi bicicleta es muy peculiar... bueno, en realidad no sé qué tan especial sea dentro de las millones de bicicletas que existen en el mundo, pero yo sería capaz de reconocerla entre esas millones. Tiene pedacitos oxidados, manchitas de las cuales recuerdo su nacimiento y un cartel naranjo chillón que grita "Un auto menos". La verdad es que no me alcanza para tener un auto... pero también es cierto que me encantaría poder ir a todos lados en bicicleta. Sería genial que para el gobierno fuera importante construir ciclovías que sean realmente conectivas y no meros paseos por el borde costero.

Estaba feliz. Era una tarde de verano muy agradable, el aire tibio era suavizado por la brisa marina que reina en la avenida Perú y habían muchos niñitos jugando en algo así como ola versión barata y transportable de Fantasilandia que se había instalado en la plaza donde está el casino. Yo andaba por ahí dando vueltas con mi bicicleta; todos los terrenos me estaban permitidos... incluso los pasillos internos de los edificios! Entré a un edificio de oficinas médicas y una secretaria hermosa me dijo muy seriamente que no me convenía ir por ahí. Su entrecejo ceñido me hizo pensar que era una más de las secretarias amargadas que detestan lo que hacen, así que pasé no más como pude y tuve que tomar la bicicleta con los brazos para subir la escala y llegar nuevamente a la calle.

Se hizo de noche. De repente aparecí en la avenida Perú en dirección a mi casa en una bicicleta doble que no era mía. Todo era muy raro... no recordaba cómo había obtenido esa bicicleta ni sabía dónde estaba la mía. Aquí pasa algo raro, tengo que saber qué pasa..

Di un par de vueltas por el sector y descubrí en el Pulpo, ese jueguito donde todos dan vueltas en los extremos de los tentáculos, a un grupo de sujetos vestidos muy elegantemente mirando a los niños que jugaban. De repente, uno de ellos detuvo el juego y todos treparon por los tentáculos hasta llegar a los carritos de los extremos; cada uno sacó de su chaqueta un paño, lo puso en la cara de un niño tapándole la boca y la nariz y esperó hasta que dejara de reclamar y resistir la agresión. Luego los bajaron y les robaron todo lo que podían haberles robado sin dejarlos desnudos. Era extraño... los niñitos no estaban dormidos como podría haber pensado, sino que estaban despiertos pero medios atontados y muy sumisos, colaboraban obedeciendo todas las órdenes que los sujetos les daban.

Quedé impactada, y de inmediato fui donde los carabineros que estaban en el borde de la plaza en sus típicos autos ultraequipados que no usan para nada. Les dije todo lo que había visto, y para mi sorpresa, a pesar de estar encima de la escena del crimen, los muy ineficientes no habían visto nada... estaban viendo un partido del mundial. Eran torpes, pero tenían buena voluntad. Uno de ellos tenía el pelo muy muy crespo, con rasgos de negro y una expresión en la cara muy amable. Me dijo que solucionaríamos el asunto, y yo le creí. No me quedaba otra...

Investigando, descubrimos que ellos habían sido los que me habían robado la bicicleta, aunque técnicamente había sido yo la que se las había entregado sin resistirme, bajo el efecto de ese gas que me obligaron a inhalar. Temí por mi integridad, temí por mi cuerpo, temí por mis órganos y le temí al SIDA. Entonces recordé a la secretaria que me había advertido.. corrí a encararla y a maltratarla, a exigirle explicaciones, a descubrir por qué cresta no me había dicho las cosas como eran. Ella tenía que saberlo todo..

Llegué ante ella y no pude maltratarla porque su belleza me lo impedía, además sus manitos parecían tan frágiles.. y sus labios pintados sutilmente me daban explicaciones que pude comprender. Por miedo me había advertido sólo hasta cierto punto. La mafia es poderosa. Sabe quiénes saben de ella y los vigila día y noche atentamente para evitar que el secreto se filtre. Si me decía explícitamente que esa escala la frecuentaban miembros de la mafia que acechaban en silencio a los ciclistas como yo, que disfrutaban de esa ruta inusualmente extraña y difícil, ella habría sufrido las consecuencias. Por eso decidió omitir la parte más importante. Porque la mafia es poderosa, y no sólo roba bicicletas, también roba órganos y vidas completas.

miércoles, 2 de junio de 2010

Hay 8 formas de matar a las arañas

Estaba teniendo un sueño horrible.. en mi pieza había una araña, sólo una, pero no era como todas las arañas; ésta era especial, especialmente asquerosa y difícil de matar. Esta araña estaba compuesta por 7 arañitas más pequeñas, que se agrupaban en una estructura parecida al símbolo que representa la radioactividad: tres triángulos equiláteros que unen uno de sus vértices, y que mantienen los mismos grados de separación con los triángulos vecinos. En cada vértice - y también en el punto en el que se unía el vértice de cada triángulo - había una araña pequeña, repulsivamente rápida y ágil. Sus patas se movían produciéndome escalofríos y ganas de sacarme los ojos... Trataba de matarla pisándola como a todas las arañas, pero era demasiado rápida para mi torpeza humana. Esquivaba tan rápido mis zapatillas que sólo lograba matar a una de las 7 que formaban la gran araña, y, apenas lograba esta diminuta victoria, inmediatamente se regeneraba otra, y otra, y otra! Era eterno...
En menos de un segundo, la araña se desintegró en las 7 arañitas pequeñas. Pensé en que ésa era mi oportunidad para matarlas a todas, una por una, y así evitar que se regeneraran... pero mientras levantaba mi pie y me disponía a bajarlo bruscamente, cada arañita generó a las seis restantes, multiplicando mi desesperación y anulando mi esperanza. Hay 8 formas de matar arañas, pensé, pero sólo una termina con el problema de manera definitiva.. y justamente esa una es la que no puedo alcanzar. Rápidamente empezaron a reproducirse dividiéndose y generando al resto sobre mi cuerpo que agitado se entregaba a la muerte más indigna que podía imaginar.

Lo bueno es que era sólo un sueño, eso pensé cuando desperté. Seguí mi rutina de todas las mañanas y me fui a la universidad.. le conté mi sueño a un par de personas y descubrí que habían soñado exactamente con las mismas arañas. ¿Cómo era posible eso? Yo pensé que era sólo un mal juego de mi cerebro dormido. ¿Era posible que a varios sus cerebros dormidos hubieran decidido jugarles esa mala broma?... No, no era posible. Esas arañas tenían que existir. Tienen que existir, y lo más probable es que cuando despierte haya una en la pared más cercana. Sí, cuando despierte, porque este también es un sueño.

Prendí la luz del escritorio al despertar, revisé con la vista enfermizamente cada pared y rincón de mi pieza. Nada. Era un sueño no más. Me levanté atrasada después de quedarme mucho rato acostada, despierta, pensando en si era buena idea poner un pie en el suelo sin haber revisado si estaban ahí las arañas. Puse un pie en el suelo. Nada. Era un sueño no más. Seguí mi rutina diaria y me fui a la universidad... le conté mi sueño a un par de personas. Nada. Mucho Freud dijo una, siempre sueñas cosas raras, otra.
Lo de los sueños raros, sí; mucho Freud, no. Poco Freud en realidad, aunque si le creyera a mi profesor de filosofía del liceo - y le creyera a Freud también - el significado de ese sueño sería bastante más clara y evidente.